El presidente Guillermo Lasso Mendoza no necesita oposición. Se está eliminando solito.

Descontando todo lo que se pueda considerar como una novatada en administración pública –falta de rigor para presentar proyectos de ley o manejo de plazos y términos, por ejemplo– hay otros traspiés que ponen cuesta arriba su gestión a poco de los 100 días referenciales que propuso en su campaña, para “enderezar el país”.

Los Papeles de Pandora son quizá una fisura que podría amenazar con grandes zanjas en sus líneas de gobierno, como el pretender gravar con impuestos a un segmento de la economía, o pedir aportes solidarios a los, como él, más ricos del país.

El acierto periodístico del Diario EL UNIVERSO con el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ), por sus siglas en inglés (600 periodistas de 117 países trabajando en simultáneo), al poner al descubierto la trama de conocidos nombres de la política, el espectáculo, deporte y la literatura mundial relacionados con operaciones fantasmas en paraísos fiscales, salpicó al actual presidente del Ecuador, a quien no le alcanzan las justificaciones para poner distancias con procesos que pueden ser o parecer legales, pero también inmorales y deshonestos.

Basta tan solo con revisar la semántica con la que algunos medios internacionales que participan en esta investigación conjunta construyen el discurso en torno a las offshore y los paraísos fiscales: “…un retrato sin precedentes de la cara oculta de las finanzas internacionales y arrojan luz sobre los secretos de los paraísos fiscales…”; “…revela los activos secretos, acuerdos encubiertos y fortunas ocultas de un enjambre de ricos y poderosos: más de 330 políticos y cargos públicos, 15 jefes de Estado de América Latina entre actuales y retirados, 46 oligarcas rusos, 133 millonarios de la lista Forbes…”. “Bajo esa capa de opacidad se ocultan flujos de dinero ilícitos que abren la puerta al cohecho, el lavado de dinero, la evasión fiscal o la financiación del terrorismo”.

En diferentes procesos de la vida está presente el hábito necesario de la reciprocidad: devolver un poco de lo que recibiste del Estado. Así, los estudiantes becados al exterior deben retornar a ofrecer sus conocimientos en el país de origen durante determinado tiempo; los estudiantes de las universidades públicas deben cumplir con requisitos de trabajo comunitario antes de su graduación; los médicos deben hacer servicio rural antes de su juramento hipocrático… y los que amasan lícitas y enormes fortunas deben honrar sus impuestos en montos y condiciones reales. Es la mejor forma de hacer patria. Pero si lícitamente decide sacar su lícito dinero a esos paraísos de la inmunidad e impunidad, algo está fallando. Por eso, a partir del 2017, la ley niega la posibilidad de que te digan “el primer ciudadano del país”.

La respuesta a esta investigación no puede conformarse con una estrategia de posicionamiento de un discurso, revertir el efecto negativo o recomponer una imagen pública; debe transparentar la condición de los servidores públicos, contexto necesario para administrar el destino de un Estado, con credibilidad y con transparencia. (O)