Los aniversarios arrastran consigo importantes significados. En el caso de una editorial que cumple sus bodas de oro, en un país complicado para todo lo que tiene que ver con libros, se trata de una hazaña. Esto es lo que ocurre con Abya Yala, la empresa que con este nombre se conoce desde 1983 pero que, como iniciativa de los sacerdotes salesianos, especialmente del P. Juan Bottasso, tuvo su origen en el proyecto Mundo Shuar, que recogió testimonios sobre esta cultura, al punto de que en ocho años publicó 140 títulos de testimonios e investigaciones.
El hecho de que solo una mirada cercana y una proximidad vivencial sean indispensables para validar los libros que brotan de estas experiencias podría significar una limitación para el trabajo constante que exige el posicionamiento de un nombre. Pero con Abya Yala ha ocurrido todo lo contrario: que los estudios antropológicos de las variadas culturas concernientes al ámbito latinoamericano cuenten con una vía de publicación ha enriquecido la producción de material de relevante procedencia. También desde 1983 muestra su condición de centro cultural con receptividad para recuperar y difundir la riqueza de las culturas indígenas y afroamericanas.
En estas cinco décadas se han plasmado un centro de documentación, con más de 35.000 títulos, un museo y una librería que todo curioso o interesado en nuestras raíces sabe que halla en Quito. Es verdad que el lector común busca esencialmente ficciones, piezas de esa clase de creatividad que encuentra su razón de ser en la imaginación, por mucho que arranque de sucesos reales. En mi experiencia de lectora ocurre frecuentemente que esas elecciones me llevan a otra clase de libros, a esos que dan cuenta de los escenarios, fuentes y lenguajes que han nutrido las vetas inventadas de los escritores.
¿Cómo eran los indígenas que dieron pábulo a los personajes de Jorge Icaza, Ciro Alegría, José María Arguedas, por ejemplo? ¿Por qué en la historia de la literatura se distanciaron los conceptos de indigenismo e indianismo? ¿Cuántas sublevaciones de indígenas ha vivido el Ecuador? Y responder a cualquiera de estas interrogantes nos saca de las ficciones y nos obliga a acudir a los territorios del saber, en sus múltiples facetas.
Las mujeres y su gran aporte a los estudios de género, admitiendo que el sexo femenino tiene presencia en cada lucha por los derechos, ya sea de la naturaleza como de cada frente de justicia, han tenido salida en Abya Yala para facilitar el consumo de publicaciones extranjeras. Calibán y la bruja (original 2004; en Ecuador, 2016) de la italoestadunidense Silvia Federici, resulta fundamental para quien asuma el desafío de sumergirse en una palabra militante desde los textos hasta en la práctica.
Vale resaltar El género muy otro y su más allá (2025) que, en edición compartida con México, nos entrega una colección de artículos, cuya diversidad anula cualquier visión canónica que se tenga sobre las mujeres y hasta sobre los hijos por nacer. En Guayaquil hemos tenido la suerte de contar con la presencia de esta poderosa producción en cada edición de la Feria Internacional del Libro. José Juncosa, su director, y Milagros Aguirre, editora general, deben sentirse muy satisfechos en esta hora de aniversario, y siempre. (O)