La visita al Ecuador del secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, anunciada para esta semana, ha generado gran expectativa en el país, no únicamente por la dimensión que reviste la visita de un secretario de Estado norteamericano a cualquier país de la región (no digamos a este pequeñísimo pedazo del mundo), y la importancia que toma nuestro país en la geopolítica regional con esta visita, sino además, porque es una demostración irrefutable de la preocupación y atención que nos tiene la administración Trump; de allí que la llegada de Rubio, con trayectoria en la lucha contra el crimen organizado internacional, podría significar un impulso importante en este ámbito, que tiene sumido al país en una grave crisis que, pese a esfuerzos del gobierno del presidente Noboa, sigue golpeando fuertemente a los hogares ecuatorianos.
No cabe duda de que la presencia de Rubio en el país representa, además, un respaldo a las autoridades locales en la implementación de políticas efectivas para combatir este problema. Rubio ha sido un defensor de medidas como el fortalecimiento de las fuerzas de seguridad, la implementación de tecnología de punta para combatir el crimen y la cooperación internacional en la lucha contra la delincuencia transnacional, medidas que bien podrían implementarse o adaptarse al Ecuador, que vive tiempos de angustia y zozobra.
No cabe la menor duda de que la presencia de Rubio bien podría significar una mayor cooperación entre ambos países en la lucha contra el crimen organizado, toda vez que Estados Unidos es uno de nuestros principales aliados en esta materia.
Ojalá las autoridades al frente de nuestra seguridad nacional comprendan la oportunidad que nos llega y hagan lo necesario para aprovecharla; que comprendan que al Ecuador no llegará un solo dólar de ayuda económica para la lucha contra el crimen y la violencia si no existe de por medio un plan serio, debidamente estructurado, coherente en lo técnico y económico, y de mediano o largo plazo, pues cabe recordar que los funcionarios públicos de los Estados Unidos de América deben rendir cuentas del uso adecuado de esos fondos.
Por supuesto que la visita no abordará únicamente el tema seguridad; no tengo la menor duda de que Venezuela será parte de las conversaciones y el impacto geopolítico de ese régimen dictatorial en la región.
Así también, con seguridad se abordarán temas de intercambio e integración comercial, las recientes modificaciones arancelarias que afectan a nuestros productos de exportación al norte, y ojalá se retome la negociación y firma de un tratado de libre comercio, aunque sea dos décadas más tarde, gracias a un presidente que no tuvo la entereza de hacerlo cuando todo estaba listo.
En todo caso, resulta refrescante ver cómo al fin nos reunimos, dialogamos y hacemos esfuerzos conjuntos con nuestros aliados naturales, con el gran país del norte, quien además de ser nuestro principal socio comercial, es la principal potencia económica y política, y goza de una fuerte democracia que es un modelo para la región. Bienvenido, secretario Rubio, que su estadía sea fructífera para ambas naciones. (O)