Han pasado casi tres meses desde que empezó la invasión del territorio ucraniano por parte de las tropas rusas. Las imágenes violentas que han dado la vuelta al mundo son muy tristes, y es un recordatorio de lo condenable que son las guerras y el sufrimiento que provocan. Lo peor de todo es que no hay indicios de que este conflicto pueda tener fin en el futuro cercano.

Poco se habla en nuestro país de las consecuencias de esta tragedia. Es cierto que los ecuatorianos que se encontraban en Ucrania fueron evacuados de inmediato en una loable labor de nuestra Cancillería. Pero las secuelas también son otras: el entorno económico y principalmente la situación del sector bananero.

Cada día que pasa es clave. La fruta perece y, junto a ella, las esperanzas de un sector muy golpeado.

Rusia era uno de nuestros principales compradores, y un gran mercado. Colocar esas mismas cantidades de la fruta en los demás destinos no es tarea fácil, y además al hacerlo, la sobreoferta empuja los precios a la baja, afectando la rentabilidad y la cobertura de los costos operativos. Resultado: productores cayendo en impagos y al borde de la quiebra.

Algo que deberíamos haber aprendido de la pandemia es que una tragedia de carácter global de gran tamaño no se resuelve ni desaparece en el corto plazo. Este conflicto bélico va a durar algún tiempo más, y aunque no fuese así y el problema terminara hoy mismo, la situación seguiría siendo caótica, pues ambos países involucrados tienen perspectivas para nada alentadoras.

Si no hacemos algo para ayudar al sector, muchos productores bananeros no podrán resistir esta situación y les espera la bancarrota y con ello la destrucción del empleo y el aumento de la pobreza. No lo permitamos.

Hay muchas cosas que se podrían hacer desde el Gobierno. Los gremios han planteado diversas propuestas. Quiero aprovechar para hacer eco de cambios que servirían para darle un respiro a este sector que agoniza.

Disminución de los costos del diésel: este insumo es cada vez más costoso. No necesariamente se debe subsidiar, o quizás focalizarlo, pero por lo menos, una eliminación de impuestos igual ayudaría. Exoneración del impuesto a la salida de divisas: que por lo menos mientras dure esta emergencia se nos libere de este pago y así optimizar recursos.

Moratoria del pago del impuesto a la renta: este sector tiene un régimen especial muy rígido que se debería poner en pausa para cuidar la liquidez. La razón es que actualmente no hay rentabilidad.

Apoyo de la banca pública (y quizás también de la privada): el pago a tiempo de los créditos se vuelve imposible. Necesitamos mayores plazos, refinanciamiento y líneas de crédito.

Aprovechar el viaje a Israel del presidente Lasso: se acaba de abrir la primera oficina de innovación allí, podemos aprovechar estas ideas y conexiones para innovar en el sector, ampliar mercados y captar inversión.

Reducción y/o eliminación de aranceles: para poder importar materia prima y bienes de capital a un menor costo, ya sea para nuestra operación directa, o para diversificar, o incluso pensar en la agroindustria.

Cada día que pasa es clave. La fruta perece y, junto a ella, las esperanzas de un sector muy golpeado. Necesitamos ayudar al sector bananero. (O)