Uno de los efectos esperados en el contexto de la llamada “crisis de los contenedores” sería el encarecimiento de los precios para los próximos meses. Aquello ha encendido algunas alarmas entre los involucrados en comercio exterior, puertos, exportadores, importadores, funcionarios públicos, etcétera.

Por un lado, nos deja importantes reflexiones: por un lado, la paralización global del comercio deja secuelas de gravedad al mediano plazo. Una vez superadas las principales restricciones productivas y el surgimiento de la demanda, esta se topa con puertos abarrotados, personal insuficiente, y demás problemas. Por otro lado, se ponen en evidencia algunas de las deficiencias en materia de comercio exterior de algunos países, principalmente en infraestructura y de capital humano.

El flujo del comercio está afectando a casi toda la cadena logística. Cada departamento de la cadena, esto es: buques, puertos, contenedores, carreteras, maquinaria, entre otros, están siendo insuficientes para poder manejar la demanda del comercio. Muchos exportadores, que se han esforzado, de manera particular en este último año, para poder ser más competitivos y buscar mercados más atractivos para sus productos, podrían verse impedidos de comerciar si no se toman medidas urgentes para reducir el impacto negativo de este problema económico.

Ecuador, por su parte, no se debe quedar atrás y afrontar estos nuevos retos y prepararse a futuro ante esta situación. Primero, hay que seguir trabajando en las negociaciones de los acuerdos comerciales, ya que nuestro país debe centrarse en incrementar su demanda exportadora. Trabajar con facilidades en el comercio representaría una gran oportunidad para varios sectores productivos, las transacciones comerciales ayudan a que se obtengan más ingresos en divisas, se impulsen la producción y se mejore el mercado laboral. No obstante, también es importante tomar en cuenta que un acuerdo es una potencial amenaza para la industria interna, por eso se deben plantear en las estrategias temas como reformas tributarias, laborales y demás que hagan ser más competitivos en el corto plazo al productor. En ese sentido, vemos con buenos ojos que haya una agenda económica que esté buscando el libre comercio.

Segundo, se observa que, aunque algunos puertos en el país están trabajando de manera eficiente, aún hace falta mucho por mejorar. La capacidad actual que es usada no sería suficiente para poder hacerle frente al aumento del comercio, en especial si se llegase a concretar acuerdos comerciales en el corto o mediano plazo.

Para los siguientes años será primordial invertir en áreas de logística y transporte. Desde el sector público sería una tarea muy complicada, dada la situación que enfrentan las finanzas públicas, así que se deberá buscar incentivos para que las inversiones privadas logren mejorar la logística e infraestructura del comercio del país.

Nuestro país debe seguir trabajando para tener una red logística más integrada y competitiva.

El objetivo no solo debe estar orientado en poder adquirir maquinarias más especializadas, sino también en conseguir una mano de obra más profesional en comercio exterior (capacitación). (O)