Los factores externos de una sociedad que generan cambios resultan complicados poder controlarlos por el hecho de que las sociedades son cambiantes y, por ende, sus factores externos. Sin embargo, cuando hablamos de violencia se puede determinar que es tan antigua como la historia, y como se puede explicar, se puede evitar.

Los últimos hechos en el país que corresponden a actos violentos, asesinatos, robos, secuestros, son predecibles; me refiero a que al conocer los factores externos que están alterando el orden social y conocer los factores internos en el sistema judicial, arrastrados por exgobernantes de una era fracasada; es imperativo que veamos acciones más concretas, pero sobre todo que se ejecuten. La seguridad es una responsabilidad no solo de policías, jueces y penitenciarios. Es una responsabilidad individual de cada una de las personas del Gobierno, la Asamblea Nacional, de las que ganan por meritocracia (un puesto como juez), de las que trabajamos por la educación... Es una responsabilidad de quienes tienen potestad de poner en altos cargos a gente capaz con aspiraciones colectivas y no individuales. Estamos atravesando un momento crítico donde la violencia se está convirtiendo en una subcultura aceptada y lo más aterrador, como ‘manera de vivir’ donde hablar por teléfono en un lugar público es un autoatentado, manejar con los vidrios abajo es de valientes, tomar un helado en familia es de arriesgados. Poco sirve vivir en un país con economía en incremento, si a duras penas podemos salir de la casa. Poco o nada sirve tener fuerza policial armada, con un sistema judicial que permite que delincuentes salgan libres, de nada servirá un país de derecha lejos del socialismo si las clases media y baja son las más perjudicadas. (O)

Daniela Febres–Cordero Buendía, máster en Intervención Social, avenida Samborondón