Círculos de opinión manifiestan de manera reiterada que la migración es fruto primordial de la pandemia. No podemos desconocer que sí es un factor. Pero no primordial, porque de serlo así en los demás países de América del Sur con altos índices pandémicos también migrarían en tales cantidades. Señalo entre las mayores causas la inequidad en el reparto de la riqueza nacional, las oportunidades, los asuntos étnicos regionales (como sucede con el campesino costeño, con el indigenado de la serranía y de la región Oriental).

Visto de manera general, tienen razón nuestros compatriotas de salir aun a costa de endeudarse y de sus vidas. En el país el costo de manutención familiar es alto porque los sueldos son bajos, no cubren ni el 50 % de los gastos humanamente necesarios y esto cuando se tiene trabajo formal, el resto desocupado, en edad productiva, bajo esas condiciones poco le importa correr riesgos. Falta incremento de sueldos y salarios dejando atrás esa muletilla “perdemos competitividad”, lo cual no está demostrado. Piden que venga la inversión extranjera y procuran la llegada de la extractivista petrolera o minera que sacan más que lo que dejan; pero de la industrial, agrícola, bancaria, turística, no dan atisbo de venir. La causa, baja capacidad de compras que no incita a invertir. Bajo esas contraproducentes consideraciones están influyendo ante la ciudadanía, crear un código análogo al Código del Trabajo, donde recortan sueldos y derechos, sin tener como norte que a mayor inequidad, mayor pobreza, mayor migración. (O)

Cesar Jijón Sánchez, Daule