¿Hasta qué punto se puede emprender en el negocio del cuidado de perros, sin lastimar a los animalitos, por el simple hecho de lucrar por una tenencia que le representa a los interesados buenos réditos económicos?
En esta carta expongo el problema de la tenencia de perros en un área residencial, donde una residente del sector Kennedy Nueva ha estado recibiendo numerosos perros de una supuesta “fundación” durante aproximadamente un año.
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Esta situación ha generado múltiples inconvenientes para los vecinos, ya que la mujer posee, desde mi perspectiva, más de 30 perros que generan ruido constante. En la zona se escuchan ladridos, aullidos, peleas y llanto de cachorros afectando la calidad de vida de quienes viven en la zona. Además, los vecinos han tenido que lidiar con la arrogancia de la persona quien ha dicho “anda, quéjate con quien sea”, lo que denota poca empatía hacia nosotros los vecinos.
A pesar de las quejas de los vecinos, la mujer insiste en que la “fundación” es la responsable de enviarle los perros y parece muy segura del respaldo que tiene de la famosa “fundación”.
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Este hecho genera preguntas como ¿estará al tanto de esta situación en que vivimos, el nuevo alcalde Aquiles Alvarez?; o también, ¿quién respalda a esta ciudadana para que pueda realizar esta actividad?
El año pasado, la mujer fue denunciada en dos ocasiones por los residentes del sector ante la administración municipal anterior, pero no se tomó ninguna medida, lo que en mi opinión sugiere impunidad. Asumimos que se puede considerar abuso a la tenencia de estos animales en estas condiciones en un centro canino en el área residencial.
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Además, nos produce preocupación de que esta actividad tenga un impacto negativo en el albergue de ancianos Carlos Luis Plaza Dañín, que está al frente.
Se hace un llamado al nuevo alcalde de la ciudad de Guayaquil, Aquiles Alvarez, para que actúe y traslade a los perros a un lugar adecuado donde puedan recibir un trato adecuado y no perturbar a los residentes con ruido y olores desagradables.
Ya hemos presentado la denuncia respectiva, todos los afectados por esta situación, a la comisaría de bienestar animal del municipio. (O)
Jorge Bruno Flores, arquitecto, Guayaquil