Bien por un punto del sur de la ciudad que tiene una superpiscina pública municipal, moderna, diseñada para crear olas, para que los habitantes del sector Batallón del Suburbio asistan a darse piscinazos de “mar artificial”, en trajes de baño y claro, no van a poder mantener distancias en el agua, no van a usar mascarillas sino a tomar agua involuntariamente y botarla por la boca, que eso hacen los niños. Empero, no es tan higiénico en una pandemia que no ha terminado, de coronavirus, y por las transmisiones de la viruela del mono, etc.
En época de crisis económica que no hay dinero para medicinas, equipos para centros médicos, hospitales; baños decentes, de escuelas; colación escolar, etc., ¿es más urgente invertir en una piscina popular cuando se vienen elecciones? (O)
Eriberto Cascante, Guayaquil