El paquete de reformas tributarias y laborales presentado por el presidente está lleno de buenas intenciones, pero, en mi criterio, no es la salida de la recesión, al contrario, la profundizará.

No es un secreto económico que para salir de la recesión se necesita incrementar el consumo, el gasto del pueblo; es decir, poner dinero en el bolsillo del pueblo. Lo hizo Franklin D. Roosevelt con el Nuevo Trato en 1933. Lo acaba de demostrar Estados Unidos, tanto el gobierno republicano anterior como el demócrata actual pusieron durante la pandemia varios miles de dólares en el bolsillo de la familia con bonos personales no reembolsables, causando vertiginoso rebote económico. El Gobierno ecuatoriano no tiene los medios para hacerlo, pero tampoco debe restringir el bolsillo de una enclenque clase media que apenas puede parar la olla. La receta tributaria saca dinero del bolsillo de la clase consumidora para alimentar el insaciable apetito del aparato gubernamental. Si disminuimos el gasto, disminuimos la recaudación de IVA, el mayor aporte al Estado. Si golpeamos el consumo, golpeamos la producción. Si afectamos la producción, afectamos la creación de empleos. La receta económica correcta es disminuir el tamaño del Estado, reducir los costos de insumos y servicios de consumo general como son intereses, comisiones y costos bancarios y tarjetas de crédito, costo de consumo por celulares, planillas de servicios básicos, matrículas de vehículos, entre otros. Poner dinero en el bolsillo del pueblo que motive el consumo, consecuentemente, la producción y la creación de empleos. En lo laboral la propuesta crea empleados de primera, los anteriores; y de segunda, las nuevas contrataciones. Creo que no han medido las consecuencias del freno en la contratación, por la perspectiva del nuevo código laboral, tampoco la posibilidad de despidos antes de entrar en vigencia. (O)

Gustavo Echeverría Pérez, avenida Samborondón