El presidente Noboa acaba de cambiar a varios altos mandos de la Policía Nacional para el combate contra la corrupción; sin embargo, la depuración debe darse a todo nivel, incluida la tropa.
Debo denunciar a los policías que hicieron un retén en San Mateo, Esmeraldas, el día sábado 9 de diciembre, a las nueve y media de la mañana, a todos quienes a esa hora transitábamos por la carretera hacia Quinindé, con el pretexto de que necesitaban revisar los papeles del automotor. Como yo mantengo los papeles en regla, no tuve ningún reparo en presentarlos. El policía se dio la vuelta al auto y luego retornó indicando que nos llevaría a los patios de revisión, ya que no contaba con la revisión vehicular, a pesar de que en mi parabrisas está la calcomanía de este 2023. Simplemente con la placa de mi auto se puede constatar en las instituciones competentes que todo está en regla y no hay deuda alguna o irregularidad; que estoy al día con la matriculación.
Luego de indicar que todo el procedimiento estaba en regla, el policía me pidió que diera la vuelta en mi vehículo y me parqueara en el costado de la carretera camino a Esmeraldas. A continuación me pidió bajar del vehículo y que dejara mi celular en el auto. El agente, viendo que mi esposa estaba tomando fotos del hecho, solicitó que apagara el celular. Afortunadamente, ella alcanzó a tomar fotos del vehículo policial y de otro que se hallaba al costado de la carretera y en el que se veía a un policía y una camioneta siendo otra víctima de la extorsión.
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El agente me pidió 50 dólares, a lo que yo le indiqué que la revisión vehicular tiene un costo inferior y que no procedería a darle lo que él solicitó. En vista de las amenazas de llevar el auto a Esmeraldas y asistir a un juzgado y que debíamos llegar a Puerto Quito a las 12:30 del día, procedí a aceptar a “colaborarle”, como ellos vulgarmente le llaman. Él me indicó que en un papel blanco doblara el dinero, y así lo hice. Luego ordenó a sus colegas que me dejaran pasar y partí hacia mi destino. Al llegar cerca de Quinindé, otra patrulla me pidió que parara y, con la mala experiencia anterior, indiqué al policía que ya me habían revisado, a lo que el preguntó dónde y, al señalar que San Mateo, sin problema me dejó seguir en la ruta.
Como conclusión, por esta experiencia creo que puedo afirmar que ya están corrompidos los agentes del orden en la vía Quinindé-Esmeraldas. Esto debe cambiar. (O)
Iván Aulestia Triviño, especialista en seguridad nacional y desarrollo, Quito