Una pared de mi casa necesitaba resanearla y me recomendaron a una persona que realizaba trabajos en la casa de un vecino mío. Pactamos el valor de sus servicios que se iniciaron al siguiente día. El trabajador maestro hizo el trabajo con esmero. No accedí a que haga un resaneamiento a más de 6 metros de altura, por los riesgos que eso implicaba.

El señor ronda los 85 años de edad y se siente muy orgulloso de sus hijos que son profesionales, aunque no siempre los ve. Vive de lo que gana haciendo varios trabajos, principalmente albañilería, pero a esa edad su cuerpo ya está muy golpeado: la vista y el oído le fallan y sus fuerzas menguan. No obstante, es positivo y optimista, aunque recientemente enviudó. Me dijo: “Lo que ahora quiero es conseguir un trabajo”.

Lo anterior sucedió el mismo día que la prensa informó las declaraciones del representante del sector privado en el Consejo Directivo del IESS, que el seguro de salud está quebrado; noticia gravísima que a dicho trabajador o maestro de obra, don Aurelio, no le afecta: no está afiliado, peor jubilado; lo que a su edad es muy grave.

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Es necesario que la sociedad, que somos todos, se enfoque en el bien común, comenzando por los más necesitados, y la responsabilidad es general, pero concreta de quienes nos representan en los órganos de gobierno. (O)

Alfredo Pera Mora, ingeniero, avenida Samborondón