Ecuador, país de encanto y maravilla, tierra de personas trabajadoras que recuerdan siempre las palabras de nuestro Creador: “Te ganarás el pan con el sudor de tu frente”.
Hoy los ciudadanos nos encontramos llenos de incertidumbre y tristeza al ver los graves cambios de vida acaecidos en estos tiempos. Al ver el principio de tantos sucesos delincuenciales que modificaron nuestro vivir, pensé que pronto iba a pasar, que estaba en un país diferente, pero poco a poco empecé a darme cuenta de que estaba equivocada. Aquella tierra donde he vivido, trabajado, pasado las mejores épocas de mi vida y donde vivo mi etapa de jubilación, es ahora un lugar lleno de sucesos tenebrosos. Lágrimas de tristeza han rodado por mi rostro. Es especialmente triste observar a nuestros niños encerrados perdiendo su libertad. Todos los mayores llevamos algo de culpa, el silencio del ciudadano es cómplice de las injusticias.
Estas anteriores batallas son de naturaleza y salud, pero ahora tenemos la batalla más difícil: (...) el mal contra el bien...
Es bueno recordar que somos gente valiente llena de fe y fortaleza. Hemos librado batallas con responsabilidad, nos hemos unido para ayudarnos, como sucedió en el terremoto del 2016, en el que demostramos solidaridad y juntos salimos adelante.
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Por otro lado, en la pandemia del coronavirus, la batalla cruel en la que nos atacó el enemigo más tenebroso que llevó a tantas personas a una lucha desigual. En ese momento en nuestro país demostramos obediencia y amor, se logró la vacunación masiva y poco a poco salimos adelante.
Estas anteriores batallas son de naturaleza y salud, pero ahora tenemos la batalla más difícil: el hombre contra el hombre, el mal contra el bien, pero se puede vencer con voluntad e igualdad de pensamiento. Alcemos nuestras voces por la vida y la paz e inclinémonos reverentes ante nuestro Dios en oración para que le dé sabiduría a nuestro presidente Daniel Noboa, para que cese la guerra y triunfen la paz y el amor. (O)
Alicia Carriel Salazar, docente, Guayaquil