Para que los gobiernos, la justicia, todos los poderes e instituciones del Estado y la sociedad funcionen bien, antes que cambiar leyes, aportar con más dinero, etc., se necesitan personas honestas, ya que las instituciones y el país son según el comportamiento de la población.

La corrupción, inoperancia, delincuencia, maldad, pobreza, descontrol..., vienen de las personas, familias sin valores humanos, cristianos. (O)

Celeste viuda de Intriago, Guayaquil