En democracia se vota por propuestas y para elegir una propuesta se necesita educación. En el Ecuador hay 5 millones de votantes que no tienen educación básica, creen todo lo que les dicen; muchos nacieron en el siglo XXI, dominan las redes sociales donde nadie es lo que cree ser, y la competencia por estos votos ha descendido la campaña política a un nivel básico y deplorable. No imagino a expresidentes como los doctores Rodrigo Borja, Osvaldo Hurtado; arquitecto Sixto Durán-Ballén, o ingeniero León Febres-Cordero, haciendo bufonadas en Tik-Tok o, peor, disfrazados de drag queen. Esto es una vergüenza, esto no es democracia, es una dictadura de la ignorancia.

El Ecuador necesita estadistas, no saltimbanquis ni que imiten a payasos y crean que el país se puede manejar con patineta, guitarra o saxofón, cuando estamos viviendo una de las peores crisis económicas de la historia. En la segunda vuelta no voy a votar por ningún candidato, voy a votar por el dólar y a decirle no a la corrupción, no a la delincuencia organizada. El dólar nos ha permitido comprar casa y automóvil. Necesitamos una reforma tributaria que nos haga ricos a todos, genere más trabajo, que no se extorsione a los ricos, que no sigan saqueando recursos del Estado; porque si al país lo perdemos y no hacemos conciencia de eso, tu sueldo de $400 no valdrá nada, con un dólar digital sin respaldo que nadie va a aceptar; esto sería una manera de terminar con la dolarización. Por eso debemos insistir en rescatar el voto pensante, de los nulos y blancos que sumaron 1′340.000 votos en la pasada elección. (O)

Juan Orús Guerra, arquitecto, Guayaquil