Por los muchos titulares de prensa y los comentarios de las personas daría la impresión de que las pensiones de los jubilados tienen un costo importante –suena a no rentable o no prescindible– para el Estado y, en parte, para los trabajadores activos que ahora están aportando al IESS (Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social); siempre se habla de la sostenibilidad y de los ingresos actuales. Miremos desde otro ángulo el sistema de dichas pensiones:
Cuando se inició el sistema de las pensiones jubilares y se comenzó a entregarlas, seguramente hubo que asignar recursos para los jubilados que las recibían sin que estos trabajadores hayan aportado lo suficiente o tal vez nada, pero posteriormente los trabajadores públicos y privados afiliados al IESS han aportado por 20, 30, 40 años o más una parte de sus remuneraciones salariales para tener recursos financieros cuando ya no trabajen sea por salud o porque han cumplido un tiempo razonable de servicio. Dichos aportes que hicieron al seguro social son sus ahorros exclusivos, dispondrán de estos una vez jubilados. Y los trabajos que dejan, evidentemente quedan para las nuevas generaciones. Entonces, si ahorraron toda su vida laboral para tener una pensión jubilar por el resto de sus días y si sus recursos financieros fueron adecuadamente administrados, ¿por qué se habla del costo de las pensiones como si fueran una carga financiera para alguien? Fíjese usted que hay dos partes, los recursos y la administración. La primera parte se cumple, la segunda definitivamente no. El problema de las cargas financieras para el IESS tiene que ver con las malas administraciones y la corrupción, cuando esto cambie no habrá cargas y el sistema de pensiones deberá ser autosustentable. Espero que el Gobierno transforme la percepción del IESS con un liderazgo en el que se cumpla la honestidad, totalmente. (O)
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Iván Guillermo Salas Garzón, ingeniero en Electrónica, Quito