Si bien es cierto que muchas de las unidades de transporte terrestre en Ecuador son modernas y los conductores se esmeran por manejar lo mejor posible para precautelar la vida de quienes viajamos a diferentes puntos del país y la vida de ellos mismos, no dejan de sorprender las películas que transmiten en sus pantallas durante el viaje. Realmente es inaudito que proyecten películas de contenido que ya supera los límites de la tolerancia. Sus contenidos son terroríficos, sangrientos, vulgares, violentos, sin ética ni moralidad casi de principio a fin. Rarísima vez ponen películas constructivas. No interesa que vayan niños, ancianos o adultos que repudiamos esos contenidos. Mientras tanto autoridades de tránsito y personal de las empresas de transporte no hacen nada en absoluto para parar tales abusos. Pareciera que los transportistas se esmeran en ver quién gana en poner la película más cruda. Qué pena que nadie intervenga. (O)
Édgar Saldaña, Guayaquil