Soy una jubilada de la Universidad de Guayaquil, una más de los aproximadamente 800 compañeros a quienes sin justificación jurídica alguna, el rectorado de la institución nos suspendió el pago correspondiente a la jubilación complementaria. Dejaron de cancelarnos en diciembre del 2021.

Ese dinero de la jubilación complementaria en la mayoría de los casos, y en el mío en particular, servía para el pago de medicinas, tratamientos con doctores especializados ya que padezco de una enfermedad crónica grave y, como es de conocimiento público, el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) carece de muchos servicios, entre estos dar medicinas, teniendo la obligación de cumplir. Habiendo entregado 35 años de mi vida al trabajo del servicio público, aprovecho para exhortar a través de este prestigioso medio a las autoridades que reanuden el pago que nos asiste, así como el retroactivo que nos deben, y no sigan atropellando nuestros derechos de adultos mayores dignos de respeto. (O)

Annabell Fernández Montenegro, Guayaquil