En el sistema educativo, tanto los docentes como los psicopedagogos y padres de familia deben facilitar a los niños –sobre todo a aquellos que se encuentren en el preescolar o en la educación inicial– los debidos procesos de aprendizaje donde se relacionen los objetos y figuras reales como una silla o una persona con los abstractos como los números; o a través de juegos de mesa como el ajedrez en el que las piezas y los peones con diferentes valores relativos interactúan sobre un tablero cuadriculado, en el cual se encuentran diversas formas geométricas; hecho que otorga a las aplicaciones un carácter cercano.

El ajedrez toma más importancia ya que permite el desarrollo del pensamiento matemático, el cálculo numérico en el individuo, el incremento de las potencialidades mentales, la concentración. Se ha establecido que dicha disciplina genera beneficios integrales a los educandos, dado que adiestra la mente en el razonamiento analítico, en la toma de decisiones, en el desarrollo intelectual. Sirve además para ejercitar la atención, la memoria, la intuición, la toma de iniciativa, la creatividad, la disciplina. Hoy en día la inclusión del ajedrez en las escuelas, colegios y universidades se ha extendido, no en vano la Unesco recomendó en 1995 a sus países miembros incorporar el juego de ajedrez como materia educativa primaria, secundaria y superior. Esta incorporación se ha realizado en Estados Unidos, Canadá, México, Argentina, Brasil, Uruguay, Colombia, Venezuela, Cuba, Perú, Bolivia, donde el ajedrez forma parte del currículo de estudios. La comunidad europea desde el 2010, y África desde el 2024, en sus unidades educativas lo practican. En el Ecuador, diferentes centros educativos incluyen el ajedrez como herramienta de la educación moderna. (O)

Johnny Granda Morán, entrenador de ajedrez, Guayaquil