Según la IA, se concibe a la prestidigitación como “habilidades motrices finas que utilizan artistas de escena, en diferentes formas de arte, para entretener o manipular. Se encuentra muy asociada con magia de cerca, cartomagia, florituras con cartas y hurto”.
Y parece que esta expresión de viveza criolla no solo se percibe o intuye en estratos de la burocracia de bajo nivel, sino de funcionarios de alto nivel donde millones de dólares están a la vista para hacerlos “desaparecer”.
En mi opinión, aquellos prestidigitadores parecen haberse enraizado en el SRI, cuyos directivos y funcionarios al inicio del año nos deslumbraron con la maravillosa noticia de que habían recaudado millones de dólares para el erario, y los más felices fuimos los de la tercera edad, porque parecía que nos devolverían el IVA por nuestras compras para adquirir medicinas de alto valor y así enfrentar las enfermedades de familiares en estado crítico.
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Sí, esas costosas medicinas de las que carecen los hospitales regentados por el Ministerio de Salud Pública; y los afiliados y jubilados del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) que deben proveerse con peculio propio de las medicinas que los médicos tratantes mandan a comprar en las farmacias de los alrededores de los centros médicos estatales.
Pero volviendo al SRI, después de conocer los ingentes ingresos recaudados y asegurar que han procedido a devolver el IVA a los ciudadanos de la tercera edad, a través de depósitos bancarios, la realidad es otra y categórica. Los depósitos no constan en las entidades bancarias donde se reclama el pago desde hace más de seis meses.
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Y como dijo el político que aún vive: ¿dónde está la plata? Nadie del Gobierno y del SRI da una respuesta valedera, y por ello, los ciudadanos de la tercera edad, que salieron a votar masivamente en las últimas elecciones presidenciales por Daniel Noboa, se sienten defraudados.
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Mientras tanto, el SRI sigue en su acción recaudatoria para que el Gobierno destine los recursos necesarios en obras que no se ven. (O)
Francisco Medina Manrique, periodista, Guayaquil