Quienes ya usamos el Metro sentimos orgullo de esta obra que tantos años tomó realizarla, pero hay temas en los que se debe enfatizar.

Mujer de 47 años resbaló en las gradas de una de las estaciones del Metro de Quito

Las personas con movilidad reducida, con andador o en silla de ruedas, invidentes, sordas, adultas mayores, embarazadas o con hijos pequeños, deben saber, con antelación, que su ingreso seguro es por el ascensor, debidamente señalizado, y luego al primer vagón, que está junto al conductor, que debe verlos y no cerrar las puertas al segundo de sonar el inefable pito, lo que puede causar accidentes y complicar la operación, ya que pese a que hay sensores en las puertas, como nos dijo un trabajador de la operadora, se puede detener todo el sistema. Por otro lado, se debe ampliar el número de asientos rojos y no solo en el primer vagón, para que quienes más lo necesitan no tengan que rogar por uno a algún distraído pasajero en otros vagones. Falta señalización en el piso, para recordar que se haga fila, se salga y entre de los vagones, y en general se circule por la derecha, pensemos, más aún, en hora pico. Hace falta que agentes de la Policía Nacional estén también fuera de las estaciones, donde a partir de las 19:00 los usuarios quedan, en medio de la enorme cantidad de gente, muy vulnerables. El anuncio de que no se puede comer o beber ni en la estación ni en vagones debe hacerse no solo dentro sino afuera antes de entrar a la estación, para evitar molestias. Debe poder obtenerse una tarjeta “ciudad” en cualquier momento en la estación y no en determinado horario como se indica, además de poder usarla un adulto su tarjeta con saldo para hacer pasar a su familia o turista que lo visita, y así disminuir las largas filas que por este ilógico proceso se forman, lo que no ocurre en metros del extranjero. Es ilógico exigir a cada persona una tarjeta, limitando su derecho a la libre disponibilidad de su saldo.

Un intento de robo, evasión de pago y pretensión de romper ventana de vagón, entre inconvenientes reportados en primeros días del Metro de Quito

Finalmente, como últimas recomendaciones, considero que se debe urgentemente indicarse en los pequeños letreros que anteceden a las gradas para descender a los andenes, no solo en español, para los turistas nacionales, sino en inglés para fomentar el turismo extranjero, para que se sepa que Quitumbe está al sur, lo que no se señala, y El Labrador es al norte, para no equivocarse en algo grave, viajar al lado contrario de la ciudad. Puede iluminarse, con luces ledes el diagrama que está colocado encima de las puertas de acceso y salida con los nombres de las estaciones, como un recordatorio más, particularmente para personas con discapacidad auditiva, para bajarse en su estación. Además, hace falta colocar vallas antisuicidio. (O)

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Diego Fabián Valdivieso Anda, economista, Quito