Las cigarras o chicharras, con su sonido inconfundible, nos acompañan durante los veranos (en España), escondidas en los frondosos y verdes árboles que embellecen el paisaje vacacional de esta estación estival. La fricción, con sus alas transparentes, anuncian aprovechando el estío, ofrecerse a sus compañeras de especie y así asegurar la permanencia en el planeta de este ruidoso insecto.

En el mensaje va incluida la reserva territorial de su posición dominante, por si otros compañeros seducen a las ya conquistadas en esa copa del árbol y deciden asediarlas. (O)

Jesús Sánchez–Ajofrín Reverte, España