Existe un jurista alemán llamado Gunther Jakobs que sirve de antítesis a la postura Garantista del Derecho Penal representada nivel global por Luigi Ferrajoli, aterrizado en Latinoamérica por Zaffaroni y asimilada en Ecuador en el mismísimo texto de la Constitución.
Gunther Jakobs representa una línea más legalista, en la cual el deber de la sociedad es hacer prevalecer la ley cumpliéndola tal como está tipificada; algo que en la visión garantista del derecho penal es muy relativo ya que plantea que los derechos humanos pueden relativizar a aplicación de la ley porque su prioridad no yace en el castigo del delito sino en la rehabilitación del individuo. Gunther Jakobs plantea a estos infractores como “enemigos de la sociedad” y prefiere mantener el imperio de la ley por sobre el siempre peligroso relativismo donde los recursos constitucionales se ha prestado a públicos y conocidos abusos.
Yo he sido claro y frontal en mis discrepancias al sistema garantista que por intentar hacer un bien, se ha prestado a abusos que favorecen a delincuentes y funcionarios judiciales inescrupulosos; asimismo, veo que el Ecuador es un país donde funcionaría mejor el “derecho penal del enemigo”.
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Ya en la madurez del ejercicio de mi profesión y siendo abogado en libre ejercicio y activista en temas de interés político me permito compartir la siguiente conclusión:
El actual orden constitucional garantista nos obliga a los abogados a trabajar bajo los parámetros y reglas que establece nuestra Constitución, por eso lo responsable y saludable es aprender a distinguir el ejercicio de la profesión a beneficio de nuestros clientes, del activismo jurídico y político, el cual tenemos todo el derecho de manifestar y expresar fuera de la esfera profesional, ya que experimentar actos de rebeldía jurídica sobre nuestros clientes sería totalmente irresponsable. (O)
Francisco Ycaza Béjar, abogado, Guayaquil