Pablo Lucio Paredes en su artículo ‘Milei: verdades verdaderas’ analiza certeramente el último mensaje del presidente Milei en la Asamblea de Naciones Unidas, nido de burócratas que –no contentos con el actual desbarajuste mundial– siguen impulsando un modelo de Estado colectivista, sistema que promueve el autodenominado “progresismo ideológico”.
Ya el politólogo Norberto Bobbio en su libro Derecha o izquierda publicado en el año 1994 analizaba con admirable simpleza esos conceptos políticos, pues el discurso de izquierda se ha apropiado del combate a la desigualdad debido a la mala distribución de la riqueza, mientras la derecha rescata el derecho a la libertad individual como razón de ser del ser humano. Suena como juego de palabras, pero no lo es: los fanatismos ideológicos (de derecha e izquierda), construyen la polarización social a
la que nos encontramos abocados. Precisamente Javier Milei es producto de esa polarización, ya que Argentina ha padecido la fiebre peronista en todas sus manifestaciones populistas de derecha, centro e izquierda. El triunfo de Milei rompió esa hegemonía política y se empeña en reconstruir un país que en lo estatal está colapsado, pero cuyos recursos humanos y naturales constituyen una potencialidad económica enorme.
Publicidad
Aplaudo el artículo de Lucio Paredes, pero añado una simple reflexión: si eres libre, puedes producir, y si produces, estás redistribuyendo. Bajo esa lógica irrebatible, es por el camino de la libertad que se llega a la igualdad, y no lo contrario, como lo pregona la izquierda política, tanto la recta como la torcida, especialmente esta, que tiende a la igualdad pero hacia abajo.
Los ecuatorianos debemos reflexionar para votar a conciencia en febrero próximo escogiendo el camino de la libertad y no seguir el ejemplo de Cuba y Venezuela. (O)
Xavier Neira Menéndez, economista, Guayaquil