En Ecuador, las tareas fundamentales y básicas del Concejo Municipal son la legislación y la fiscalización de las acciones del Ejecutivo del GAD (Gobiernos autónomos descentralizados), es la típica agencia de regulación y control, por un lado; y por otro, en nuestra política partidista hay cierta agrupación especializada en fabricar y vender ‘caramelos’ con condumio de ‘pólvora’. Las dos condiciones hubo el 20 de junio en la sesión del Concejo Metropolitano de Quito, donde se pretendió vender ‘caramelo’ mediante la creación de una comisión multipartidista que se encargaría de fiscalizar al Metro de Quito desde su origen hasta la fecha (o sea, llover sobre mojado); felizmente 14 ediles percibieron el cebo y esquivaron la celada.

Por otra parte, el gerente de la Epmmq (Empresa Pública Metropolitana Metro de Quito), el 6 de junio solicitó a la CGE (Contraloría General del Estado) realizar un examen especial sobre los procesos de control y una auditoria de los contratos de construcción, que es lo correcto. El cabildo quiteño pierde tiempo, en su lugar debe preocuparse de la operación del Metro que se encuentra paralizado, mientras el pueblo está atorado en el tráfico vehicular. Del pasado que se encargue la CGE. El Concejo debe emitir normas y políticas que coadyuven a las acciones de la Epmmq en pro de poner en marcha comercial el Metro. El sistema de recaudo, sistema de integración entre transporte de superficie y subterráneo, la deuda al operador internacional, la garantía del material móvil, especialmente la falta de contratista para el mantenimiento de la maquinaria y la protección automática de los trenes son, entre otras, las causas de la parálisis del Metro de Quito. Señores concejales, ustedes son políticos, hagan lo suyo y encarguen la parte técnica a los que saben; los quiteños estamos hartos de la polémica partidista y la figuración personal, y esperamos con ansia que funcione esta megaobra que, según los expertos, será la solución al caótico sistema de movilidad de la capital del Ecuador. (O)

Marco A. Zurita Ríos, ingeniero civil, Quito