El quinto puente tiene muchos padres y padrastros. Cuando un proyecto vial de envergadura tiene la aprobación del presidente en funciones de impulsarlo y ejecutarlo, le aparecen padres y padrastros, como al de dicho puente que ya lleva unos 20 años de postergación por lo menos, por asuntos más bien políticos que económicos y de cualquier otro orden; debió haber sido construido hace unos 15 años por lo menos.

Tenemos excelentes constructores ecuatorianos que podían haberlo construido, pero con seguridad no tenían los $ 1.200 millones para realizarlo, pero sí si se asociaban a empresas extranjeras. Es necesario que se respete su diseño original que implica tres vías de ida y de regreso, incluso podría ampliarse para que el ferrocarril ecuatoriano llegue hasta Guayaquil por primera vez en la historia; sería maravilloso todo Ecuador. Según conozco, estaría ubicado unos 5 kilómetros río abajo de las esclusas, que a partir de Durán empezaría una autopista de unos 40 kilómetros que se enlazaría con otros ejes viales. Este es un proyecto regional que favorecería a las provincias de El Oro, Los Ríos, Bolívar, Cañar, y Azuay, principalmente, pero también a las provincias centrales de Chimborazo y Tungurahua. Se ha vendido el proyecto como que es para la ciudad de Guayaquil; no es tal cosa, es un proyecto regional. El puente tendría unos 3 kilómetros y algo más de orilla a orilla. Constructores han indicado que podría ser de un kilómetro menos rellenando las dos orillas del río (500 metros a cada lado), sería un absurdo, según los entendidos. Ante la desidia en la construcción de un proyecto de alcance regional, un grupo de guayaquileños retomó el proyecto y lo planteó al actual ministro de Obras Públicas, quien se lo planteó al presidente Lasso, que lo acogió con interés e invitó a la alcaldesa de Guayaquil a que sea parte del proyecto y la Municipalidad lo aceptó. Esta alianza Gobierno–Municipalidad de Guayaquil garantiza la ejecución de la obra a unos dos o tres años a la fecha. (O)

Sucre Calderón Calderón, abogado, avenida Samborondón