Nuestros jugadores fenómenos del fútbol tienen en gran parte del periodismo a su ‘peor enemigo’, pues resulta que cuando aparecen buenos futbolistas que de la noche a la mañana comienzan a ganar sueldos fabulosos, hay ciertos reporteros que ponen al personaje en una nube descontrolada, lo elevan más arriba de lo que nadie imagina y es allí donde comienzan a manifestarse las secuelas de su ‘fama’.

La psiquis de estos seres no está siempre preparada para recibir aquellos sueldos y elogios desmesurados, que no son otra cosa que fama a granel corta. Le cambian el nombre al jugador, le ponen diminutivos, etc., y ellos piensan que es por cariño. Y no se diga de los alias que persiguen a los futbolistas hasta el día de su retiro, olvido y muerte. El tema cobra actualidad ya que ahora no es uno ni son dos los deportistas que llaman la atención, sino muchos más, y a las pruebas me remito ya que solo basta ver a nuestra selección posicionada en Qatar donde se muestra y con sobra de merecimiento a casi todos sus integrantes sin contar los que están esperando su oportunidad para poder exhibirse. Algo habrá que hacer para precautelar la condición del futbolista y ser humano. Revisemos los últimos acontecimientos donde se han visto involucrados en ciertos problemas algunos deportistas activos y de élite. (O)

Luis Eduardo Rosero Cruz, ingeniero mecánico, Guayaquil