Todos los días nos enteramos de asesinatos, robos, extorsiones, masacres masivas como los sucedidos últimamente en la ciudad de Esmeraldas, y las autoridades no pueden poner freno a esta situación terrible por la que estamos pasando los ecuatorianos.
El señor presidente ha decretado hasta la fecha once estados de excepción, que no se han ejecutado a cabalidad pese a que tiene todos los elementos legales para hacerlo. El apoyo del ejército es muy limitado en su actuar; además, no se ve al resto del contingente de las Fuerzas Armadas para dar seguridad a todo un país sumido en el terror. Por otro lado los ministros, en las declaraciones a la prensa, leen el mismo libreto y recurren a la retórica barata para convencernos con sus estadísticas, que los delitos están a la baja, cuando la ciudadanía vive día a día víctima de las agresiones de los delincuentes, además encerrada tras las rejas en barrios, trabajos, etc., cuando los delincuentes tendrían que estarlo. Ni se diga de las funciones Judicial y Legislativa, meras espectadoras en un país atacado por la delincuencia en todas sus formas.
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La presencia de las autoridades no es para exhibir gorritas que les regala la policía o el ejército al presidente, los ministros..., tampoco para fotografiarse como figuretis, crear mesas de ‘análisis’ o puestos de mandos en cualquier ciudad para ver qué se puede hacer. ¡No!, sino responder con una demostración masiva de fuerza diseñada. Esperamos una reacción más eficaz, reducir el accionar delictivo que profana nuestra forma de vida, atrapa nuestra libertad. (O)
William Cruz López, Guayaquil