El poder mental de un individuo es el que empuja a otra persona a ejecutar ciertas acciones, a veces criminales, usando para ello la autorización, la consulta, la persuasión o una promesa. No pocas veces se evidencia un abuso de autoridad moral o la oferta de una recompensa. Se llama autoría mediata al hecho de que el autor no comete directamente el delito, sino que lo hace a través de otra persona, quien es el brazo ejecutor. El influjo psíquico es un instrumento directo para la autoría mediata y constituye un término jurídico y no un fenómeno adivinatorio.
Un espectáculo insólito en la Asamblea
No parecía que la presidenta de la Comisión de Fiscalización fuera capaz de hacer lo que hizo en la Asamblea burlándose con grosera malicia de la justicia legislativa. Seguramente ella es una víctima más del influjo psíquico del líder de su partido político, quien insiste en mostrar su poder para someter la voluntad ajena.
Este influjo es una de las manifestaciones de la inteligencia del mal, que conduce a ciertos individuos a apropiarse de los beneficios que ofrece el mundo torcido. La mentira y la corrupción unen así un indisoluble enlace que busca torcer la verdad, generando un círculo vicioso del que no se puede escapar.
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Así comenzó la historia del mal en el mundo, inmediatamente luego de la creación, cuando el maligno ya estaba maquinando cómo dañarla. Disfrazado de culebra enroscada logró confundir y engañar a la inocente pareja en el paraíso, para luego arrojarla a su suerte en los polvorientos caminos de la desobediencia y la maldad. (O)
Gustavo Vela Ycaza, Quito
