En el corto periplo de esta bella vida en la cual estamos de milagro, tenemos que vivir el hoy, porque el ayer ya pasó, como la brisa que va dejando el avión en su vuelo; como el águila que ya remontó las nubes para evitar las tormentas, como la mariposa que jamás volverá a ser crisálida, como el barco que va dejando una estela a su paso rumbo al puerto de sus amores. La rosa florece hoy toda bella y esplendorosa y no está pensando en que mañana o pasado se marchitará. Nada cambia ni mejora por nuestra impaciencia.

En el mundo todo es cambio. Primero hay que aprender a levantarse, caminar, para después correr y si fuera posible hasta volar, hermoso privilegio que solo tienen las inocentes aves.

Todo crecimiento es secreto y mágico, se origina en la gran mente bajo la mirada eterna del Sol, la Luna, las estrellas, mientras que en la tierra se cumplen las leyes de Dios en forma de semillas que explotan solas hasta dar un frondoso árbol o una abundante hierba y la primavera con todo su esplendor florecerá hoy y mañana sin apuro y a su tiempo vendrá el otoño y todo se convertirá en abono.

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Vivir el ahora cada momento en plenitud orando, leyendo, estudiando, trabajando, amando hace que el mañana sea el lugar propicio para disfrutar y vivir plenamente la vida, siembra hoy y cosecharás en un futuro no muy lejano sin afán ni prisa porque la vida tiene sus propias leyes y reglas.

Uno de los errores del ser humano es creer que el pasado es el responsable de nuestra situación actual, nos aferramos a las heridas que hemos sufrido sin recordar que estos por sí solos se curan si los dejamos que cicatricen. Hay que mirar siempre al horizonte y avanzar con paso firme hacia un futuro mejor lleno de éxitos. Vive hoy, prepárate para el mañana y deja el ayer. (O)

Hugo Alexander Cajas Salvatierra, médico y comunicador social, Milagro