El trigésimo noveno presidente de los Estados Unidos (durante el período del 20 de enero de 1977 al 20 de enero de 1981) Jimmy Carter, demócrata, con su esposa Rosalynn Carter, en septiembre de 2007. (AP Photo/Carolyn Kaster)


Muchos juristas establecen el compromiso de la vigencia de los derechos humanos a partir del final de la Segunda Guerra Mundial y los tratados sobre la materia que florecieron desde entonces. Otros analistas centran su nacimiento real en el discurso de investidura de un demócrata rey del cacahuate llamado Jimmy Carter. Su presidencia no fue fácil, porque al tratar de honrar a un tradicional aliado norteamericano, el sah de Irán, concentró las iras de la revolución iraní y a su sumo sacerdote o ayatolá, Jomeini, regresado de su exilio parisino para dirigir una revolución sociorreligiosa que llega hasta nuestros días.

Poco después se produce un acto vejatorio sin paralelo contra Estados Unidos con la toma de su embajada en Teherán y el secuestro de sus diplomáticos durante más de cuatrocientos días, el fracasado y cruento intento de liberación y la insoportable espera para la definitiva liberación a la efectiva sucesión de Ronald Reagan. Con una labor más exitosa como expresidente y un profundo sentido religioso, creó una fundación que construye casas para los más necesitados y ha desarrollado fórmulas de solución al conflicto palestino-israelí. Su prestigio aumentó con el transcurso de los años y su fe en la superación de múltiples enfermedades lleva a pensar que aún con cuidados paliativos logrará alcanzar los cien años de edad rodeado de su familia y de una sociedad que lo admira, al menos como persona, profundamente. (O)

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Luis Peraza Parga, Houston, Texas, EE. UU.