La historia política del Ecuador es compleja y extensa de analizar. El país ha pasado de tumbo en tumbo entre la derecha e izquierda y mayormente estancada en un centro gris que no termina de definirse.

Toda clase de políticos con discursos tan distintos se han subido en la palestra de la política que se pensaría que el pueblo tiene una amplia gama de elección a la hora de votar.

Más de 9 millones interesados en el debate

Sin embargo, aun cuando ideológicamente el Ecuador pudiera parecer muy colorido y variado lo cierto es que un factor común siempre destaca sin importar la tendencia ideológica y es la estructura del Estado paternalista que tanto nos agobia.

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Nuestra sociedad está impregnada de la cancerosa idea de que el Estado debe proveer cada una de las necesidades de los ciudadanos, hecho además de imposible es perjudicial.

Cada sociedad que ha implementado políticas de reparto ha sufrido el mismo destino: pobreza y miseria.

Debate presidencial

Ante esta realidad y ahora que nuevamente estamos en tiempos electorales lo que nos hace falta como sociedad es replantearnos el sistema que hemos mantenido hasta el día de hoy.

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Es de sabios reconocer y enmendar errores, hasta ahora el Ecuador ha sido un país necio al no admitir que el sistema paternalista es lo que nos tiene estancados como sociedad.

Debemos abrirnos a los cambios y hablar de lo que no se quiere hablar. Temas con misticismo sacramental, como el tamaño y rol del Estado, cambios en nuestras leyes, reformas al caduco Código del Trabajo, abrirnos realmente al mercado internacional en todos los sectores, son los que la sociedad debe colocar en la palestra y obligar a los políticos a discutirlos y debatirlos.

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Ni por el país, ni por la patria

Abramos los ojos y reconozcamos, porque si nuestra mentalidad no cambia, no importará quien se siente en Carondelet, somos los ciudadanos quienes debemos ejercer el poder a través de una democracia participativa, con gobierno abierto y un mercado libre.

No caigamos en la habitual trampa de confiar en candidatos que solo apelan al poder estatal, recordemos que nosotros vivimos de nuestro trabajo y justamente oportunidades de trabajo es lo que más están faltando en el país debido a políticas que restringen y desalientan la inversión en el país.

Todos, por un Ecuador próspero, debemos examinar a profundidad lo que no está funcionando y tratar temas de los que no se ha querido hablar. (O)

Carlos E. Vallarino Herrera, abogado, Salinas

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