Con advenimiento de nuevo gobierno siempre existe la esperanza de que se puedan corregir errores del pasado y manejar la política agrícola, en este caso la bananera, de otra forma más realista, no se mezclen política ni intereses personales en las decisiones.
Siempre me ha llamado la atención que siendo el mayor productor de banano en el mundo, con 30% de participación, no tengamos injerencia en el mercado, peor en el manejo operativo de la industria. Hay irrespeto de las políticas gubernamentales, el precio oficial solo sirve para que productores spot o libres, después de nutrirse de precios altos en los primeros meses del año sin firmar contratos, reclamen precio oficial cuando es temporada baja. Se siembra irrespetando decisiones legales, se emiten facilidades de exportación mágicamente que permiten que los importadores golondrinas vengan cuando les da la gana y se vayan cuando quieren, que exportadores tengan permisos sin existir contratos legalizados, que la campaña de prevención del Fusarium raza 4 esté abandonada por el Estado, que las recaudaciones producto de la sanción pecuniaria por las siembras nuevas sean irreales. Si tenemos ley, reglamento, lo menos que podemos hacer es respetarlos, o cambiarlos o reformarlos.
En el campo internacional estamos desamparados, tanto los navieros, puertos, importadores, hacen de nuestro país lo que les da la gana. Cómo puede ser posible que la mayoría de los productos agropecuarios de exportación estén con buenos precios, mientras el banano está manejado por ciertos sabidos que compran cuando les da la gana. Los encargados del comercio exterior, las autoridades agropecuarias, deben poner freno a estas irregularidades, haciendo valer el peso de nuestra participación en el mercado. Espero que la ministra saque adelante esta industria básica para el crecimiento de la economía. (O)
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Cecilio Jalil Morante, ingeniero agrónomo, Guayaquil