Cuántas veces se ha dicho que los pueblos que olvidan las lecciones del pasado están condenados a repetirlas, reflexión tan vigente hoy en nuestra República cuando la nueva Asamblea Nacional, elegida hace tres meses, se apresta a instalarse a nombrar sus nuevas autoridades, y fundamentalmente a cumplir en los próximos 18 meses sus dos tareas constitucionalmente asignadas: legislar y fiscalizar. Frente a este hecho surgen algunas interrogantes.

La Asamblea de Ecuador

¿Podrá esta nueva Asamblea asimilar las lecciones de su antecesora y reivindicar ese 10 % promedio de aprobación expresado por parte de los ecuatorianos; evaluación que también la tienen los otros poderes del Estado? ¿Priorizarán las demandas urgentes de nuestro país a los afanes personales, partidistas o de grupos de poder? ¿Legislarán y fiscalizarán pensando en el Ecuador y no haciendo proselitismo de cara a las elecciones del 2025?

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Daniel Noboa envió a la Asamblea su proyecto de reforma tributaria

Sin pretender ser pesimista, lamentablemente no se vislumbran vientos de reivindicación, pues su accionar en estos días ha girado al parecer tan solo a la conformación de bloques o frentes para captar la dirección de la Asamblea Nacional, del Consejo de Administración Legislativa, de las comisiones legislativas permanentes.

Pierina Correa: El acuerdo no es que el presidente Daniel Noboa presente lo que le dé la gana en sus leyes y nosotros decir que sí sin revisar

Que no nos sorprendan entonces acuerdos legislativos volátiles, extraños, incoherentes, sorpresivos con agendas ocultas como en periodos anteriores.

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Ojalá estemos equivocados en esta lectura política de la nueva Asamblea Nacional, en este escepticismo que vivimos. (O)

Francisco Santiago Medina Barahona, Quito