Uno de los actos musulmanes de castigo es cortar la mano a los ladrones; tengo entendido que no a los que roban por hambre.
Actualmente eso ya no es un castigo, con lo robado compran una mano biónica y asunto arreglado. Pero la idea respecto al que roba al Estado, a todos, merecería ser analizada. Si alguien roba un pan o algo de comer, deberían castigar al que permitió que dicho pobre tenga necesidad de robar para vivir. Volviendo al tema de aquellos que roban al Estado, es decir, a todos los pobres y ricos de una nación, esos no roban por hambre sino por ambición, quieren tener más; y no son excusas sus deudas, porque eso lo que indica es un desorden de vida, querer más de lo que tienen es ambición. Hay que aprender a vivir sin lujos, sin ambiciones, aprender a acoplarse a lo que se tiene y agradecer a Dios. Debe ser muy triste vivir en un país de manquitos por haber robado a un Estado. Retiro mi idea porque recuerdo que estamos en Ecuador, y se declararían discapacitados para importar carros sin impuestos. (O)
José Fernando Gómez Rosales, pediatra neonatólogo, avenida Samborondón