Liderado por el Ministerio de Salud Pública y mediante una alianza con laboratorios Pfizer, fabricantes de la primera vacuna aprobada para prevenir la infección severa del SARS-CoV-2, el Plan Nacional de Vacunación Ecuador 2021 se inició a mediados de enero del 2021 como un plan piloto (fase cero).
Vacunarse es la mejor opción que tenemos hasta el momento para hacerle frente a la trágica crisis sanitaria mundial que estamos viviendo, especialmente en países como el nuestro, donde los servicios de salud son endebles y poco organizados.
Se había anunciado que, con las primeras dosis llegadas al país, se vacunaría al personal sanitario de primera línea, así como a personas mayores y personal de atención en centros geriátricos.
Según el comunicado oficial del 21 de enero de 2021, publicado por el Ministerio de Salud Pública, “se estableció como personal de primera línea a médicos, enfermeras, auxiliares de enfermería, residentes, fisioterapistas respiratorios, personal de apoyo y personal de limpieza que labora en áreas destinadas a la atención de pacientes con COVID-19 en hospitalización, Unidades de Cuidados Intensivos, UCI, emergencia y áreas de triaje respiratorio (sic)”.
En ese mismo comunicado se afirma que, si algún funcionario público inobservase los criterios establecidos, será separado de su cargo y puesto a órdenes de la Fiscalía.
Las autoridades de Gobierno tienen el deber de generar confianza y eso solamente se logra con transparencia.
En Guayaquil, el ministro Zevallos, en un irónico alarde de poder, recibió su primera dosis de vacuna expresando que él se vacunaba “en homenaje a todo el personal de salud que sufrió la enfermedad, muchos de ellos fallecidos”. Que yo conozca, el señor ministro no ha estado en la primera línea de combate frente a los cientos de enfermos graves que fallecieron y siguen falleciendo. Pocos días después de esa declaración hubo denuncias de que se vacunaba a personal administrativo, así como a otras personas —incluso médicos— que no se encontraban en el grupo prioritario. Según las noticias, una persona fue separada de su cargo. Del resto, poco o nada se sabe.
Varias han sido las protestas de personal médico de hospitales públicos que no han sido tomados en cuenta en esta fase cero.
Para acentuar la desconfianza, el ministro Zevallos también procuró que parte de su familia se vacunara y justificó su actitud calificándose de ser buen hijo con su madre. Sin duda, todos deseamos lo mejor para los nuestros; pero, en este caso, había que honrar el cargo público y dar buen ejemplo, no contravenir el plan establecido. Ahora, el ministro enfrenta una acción fiscal contra él.
Duele y decepciona que nuestras autoridades, en lugar de ofrecer confianza, alienten la desconfianza anteponiendo intereses personales sobre los de los demás ciudadanos, en una situación tan delicada y frágil como la de esta pandemia. Todos tenemos derecho a vacunarnos y el plan establecido debe respetarse. Ante todo, transparencia y equidad es lo que necesitamos. (O)