Acabamos de celebrar el 6 de enero la fiesta católica de la Epifanía del Señor. Epifanía significa ‘manifestación’. Jesús se manifiesta al mundo. Este encuentro de los sabios de Oriente con Jesús aparece en el Evangelio según san Mateo: “… Al ver la estrella, los sabios se llenaron de alegría. Luego entraron en la casa y vieron al niño con María, su madre. Y arrodillándose lo adoraron. Abrieron sus cofres y le ofrecieron oro, incienso y mirra. Y avisados en sueños que no volvieran donde Herodes, se retiraron a su país por otro camino”.
¡Cuántas enseñanzas podríamos sacar de esta lectura! Los sabios siguieron una estrella que también podía ser una luz u otra señal, nosotros también deberíamos dejarnos guiar por la estrella que se nos está visualizando, porque ahora es momento de atender este llamado. Se arrodillaron y adoraron al Niño Jesús, también es momento de postrarnos ante el Niño para mostrarle nuestro amor, nuestro arrepentimiento por tantos olvidos, quemeimportismo, desinterés que mostramos ante Él; para agradecerle bendiciones e incluso por las duras pruebas que pasamos porque ello nos hará fuertes y nos permitirá seguir avanzando por el sendero que Él nos vino a señalar. Le ofrecieron oro, incienso y mirra, ¿qué le ofrecemos nosotros al Niño Jesús? Se supone que debemos brindarle lo mejor de cada uno, ¿lo hemos hecho? Volvieron a su país por otro camino, esto debería significar un cambio de 180 grados talvez en este momento, es lo que estamos necesitando, cambiar de camino para no seguir en una actitud negativa, displicente, errónea. Aprovechemos que se está iniciando un nuevo año, momento en que generalmente hacemos nuestros buenos propósitos para mirar hacia dentro de nosotros y no pedir solo cosas materiales sino tratar de hacer el giro que Jesús nos está pidiendo, y por el que Él vino al mundo para cambiar la mentalidad que existía en la gente y todos vayamos por el recto sendero para lograr la salvación eterna. (O)
Elvira Gabriela Morla Larrea, abogada, Guayaquil