Comenzamos enero de 2021. No olvidemos: ¡Gracias Señor, porque tengo buena salud! ¡Gracias Señor, porque mis familiares y amigos se han recuperado de sus enfermedades! Y de ahí continúe.
Si prefiere, anote las obras de misericordia, las materiales y las espirituales..., los actos con su familia realizados en el 2020, la firmeza en su fe, a pesar de la pandemia. Los momentos de alegría, que usted ha generado con las personas que están a su alrededor. Sus iniciativas. Los mails o los mensajes que ha enviado, y que han tenido repercusiones positivas en la sociedad. Siga revisando…, y siga anotando. Lo que pudimos hacer bien y no lo hicimos. Esta parte no es para amargarse. Son puntos muy importantes porque tenemos que mejorarlos a la brevedad posible al comenzar el 2021. Tenemos que anotarlos en otra hoja, para no olvidarnos. Para que no caigamos otra vez en faltas por omisión.
¿Y lo malo del año que pasó? Es mejor no anotarlo. Eso hay que sepultarlo, y sacar una gran lección para el año nuevo que comenzó. No conviene acordarnos, porque nos puede traer tristeza, y la tristeza perjudica a un alma que desea mejorar. Se dice que la tristeza “es aliada del enemigo”. El 2021, es el año de la esperanza. ¡Felicidades!
Mario José Monteverde Rodríguez, doctor en Medicina y Cirugía, Guayaquil









