Revolución industrial es el cambio fundamental que se da en una sociedad cuando su economía deja de basarse en la agricultura y la artesanía para depender de la industria.
Llamada también 4.0, la cuarta revolución sigue a los tres procesos históricos transformadores anteriores. El primero marcó el paso de la producción manual a la producción mecanizada entre 1760 y 1830, con las industrias metalúrgica y textil, y el ferrocarril que utilizó carbón como fuente de energía; y el telégrafo y el teléfono revolucionaron las comunicaciones. En 1850, los sistemas mecánicos de tracción hidráulicos y de vapor dieron paso a los eléctricos, a la segunda revolución industrial que supuso el desarrollo de las industrias química, eléctrica y automovilística. El tercer proceso fue a mediados del siglo XX con la electrónica y la tecnología de la información y de las
telecomunicaciones. Ahora, el cuarto giro es la aplicación total de las máquinas en la manufactura (automatización en la fabricación), su nombre proviene de un proyecto de estrategia de alta tecnología del Gobierno de Alemania, sobre el que trabajan desde 2013 para llevar su producción a total independencia de la obra de mano humana. La automatización es por sistemas ciberfísicos que combinan maquinaria con procesos digitales que ofrecen información de calidad, oportuna, objetiva y profunda, a través de tecnología para optimizar el trabajo de sus empleados; y son capaces de tomar decisiones y cooperar entre ellos y con los humanos mediante el internet, sobre las cosas: vehículos, máquinas, electrodomésticos, etc. El cambio vendrá de la mano de la ingeniería genética y nuevas tecnologías, modificará la forma en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos; afectará el futuro del trabajo y habrá desigualdad en el ingreso. Beneficiará a quienes se decidan a innovar y adaptarse.(O)
Julio César Ubilla Abad, arquitecto, Guayaquil