Hay algo que sistemáticamente se repite en los análisis económicos: una balanza comercial positiva es buena, y negativa es mala. Y esto proviene de un concepto que en general muchos consideran obvio: lo sano para un país es exportar más e importar menos… Pero hay pocas cosas tan alejadas de la realidad. Respecto a lo primero: una balanza positiva o negativa no puede llevarnos a conclusiones ni buenas ni malas. Y sobre lo segundo, lo bueno para un país es exactamente lo contrario: exportar más para importar más.

Esto es en particular muy importante en esta época en que la balanza comercial (enero a julio) ha pasado de +220 millones en 2019 a +1530 millones en 2020, y con más claridad aún: la balanza comercial no petrolera se ha movido de -2500 millones a +345 millones. Según ciertas interpretaciones, si ha mejorado la balanza es que estamos mejor, sería algo positivo… ¡pues no, casi no hay nada bueno detrás de las cifras comerciales de este año aunque hayan mejorado!

¿Por qué no son buenas? Porque las exportaciones han caído aproximadamente de 13 000 a 11 000 millones, y la mejora de la balanza se debe a que las importaciones han caído aún más: de 13 000 a 9,5 000 millones. Es decir, tenemos menos ingresos externos lo que siempre es malo (es como si su sueldo o sus ventas personales o empresariales hubieran bajado), y la caída de las importaciones no está ligada a que las hemos reemplazado con producción local (lo que podría ser bueno o malo dependiendo cómo se lo logró), sino que simplemente hay menos compras al exterior porque la economía interna tiene una enorme caída en sus ingresos y sus gastos (-15 % a -20 % en el segundo trimestre, y probablemente -10 % en el conjunto del año), a usted le pasa lo mismo: al tener menos ingresos corta sus gastos, incluyendo sus “importaciones”, lo cual no significa que está mejor; es un reflejo de su situación de crisis.

Pero ¿no hay nada bueno en las cifras de comercio exterior? Sí, sí hay una cifra muy alentadora: las exportaciones no petroleras a pesar de las altas complicaciones y costos internos, y a pesar de la mala situación externa, han aumentado (enero a julio) de 7800 millones a 8400 millones, 600 millones adicionales, de los cuales 400 millones provienen del banano, pero es un esfuerzo amplio en casi todas las actividades. ¡Notable empuje de los empresarios ecuatorianos! Incluso al observar que no hay crecimiento de las ventas entre abril y julio de ambos años (el incremento solo aparece en el primer trimestre) el resultado de estabilidad es muy prometedor dadas las limitaciones de la economía mundial (financieras, logísticas, etcétera) que en ese momento registraban su mayor impacto.

Última duda. Si la balanza comercial tuvo una mejora de 1500 millones, preguntémonos ¿a dónde fue a parar ese dinero que nos “sobró”? La respuesta es: a compensar, al menos parcialmente, lo que perdemos en relación a 2019 en remesas, inversiones, turismo, deuda del mercado privado internacional hacia el sector público y privado, y más… ¡Una buena noticia en medio de no tan alentadoras sobre el comercio exterior!

*Nota - Balanza comercial: diferencia entre exportaciones e importaciones de bienes (no incluye servicios). (O)