Durante la pandemia las transacciones a través del comercio electrónico ganaron un espacio importante. De acuerdo con una encuesta realizada por la Cámara Ecuatoriana de Comercio Electrónico, 13 de cada 100 personas empezaron a comprar en línea debido a la pandemia.

El incremento del comercio electrónico es una muestra de lo que nos depara en un futuro inmediato. En la actualidad muchas empresas se han visto afectadas por el decrecimiento en la demanda. Sin embargo, el comercio electrónico a través de aplicaciones, páginas web y redes sociales ha permitido la continuación del comercio, aun cuando existen limitaciones de movilidad, distanciamiento social y crisis económica.

Claramente, la internacionalización es un camino atractivo para las mipymes. En la actualidad el 60 % del comercio internacional de productos se generan por estas. Pero la internacionalización no es fácil en Ecuador, por lo menos a través del comercio electrónico.

Porque páginas como Amazon tienen varias restricciones para ingresar al mercado ecuatoriano; estamos entre los países que no pueden comercializar a través de la plataforma. Recordemos que si una página como Amazon logra tener acceso de entrada a un mercado es para hacerlo en doble vía, es decir, permitiría que se pueda comprar y vender productos desde Ecuador hacia el mundo.

Una de las principales dificultades son las limitaciones y vacíos regulatorios que no permiten que estas plataformas puedan generar operaciones directas en el país, eso incluye ausencia de mecanismos de pagos, limitaciones del sistema financiero y debilidades de la Ley de comercio electrónico, entre otros. Esta realidad responde a una protección desproporcionada a ciertas industrias locales, lo cual podría generar perjuicios a los consumidores locales por incremento de precios y aparecimiento del contrabando, del mismo tipo de mercancías del que tratamos de proteger a nuestra industria nacional.

Cada vez que se compra mercancías a personas que la han traído en maletas como ‘efectos de viajero’ estamos perjudicando a la administración aduanera en su recaudación de tributos al comercio exterior. Esto no pasaría si la normativa fuese flexible y permitiera el ingreso de plataformas digitales para comercialización de productos por esas vías.

Evidentemente, flexibilizar las operaciones de comercio exterior en este segmento producirá mayor competencia entre productos locales e importados con el consecuente beneficio para los consumidores, pero también generará exposición para la exportación de productos ecuatorianos a mercados internacionales con mayor poder adquisitivo, es decir, posibilidades de vender y generar ingresos para el país.

Finalmente, normativa como el 4x4, problemas con correos del Ecuador para la nacionalización de las mercancías y demás, potencian las dificultades para generar un comercio electrónico ágil y eficiente, lo cual es inconsistente con una política de facilitación al comercio, digitalización del comercio e impulso al crecimiento y desarrollo de las pymes. (O)