Cuando éramos niños y nos preguntaban qué queríamos ser de grandes, nuestra respuesta seguramente incluía algunas de las profesiones habituales: doctor, ingeniero, arquitecto, y así. Muchos niños de hoy quieren ser youtubers, y no es de extrañarse su respuesta, pues están rodeados de cámaras y son el objeto de videos familiares y de las personas que los cuidan.
Hoy cada movimiento o gracia que hace un niño seguro que está en alguna ‘nube’ o red social. Me ha sorprendido que esto se repite en ciertas actividades extracurriculares de los niños por aquellos que dirigen las actividades, con el fin de tener material publicitario para las redes sociales. No estoy reprochando que se usen imágenes de niños como publicidad, pues lo pueden hacer siempre que se tenga la autorización de los representantes legales del menor. Estoy reprochando la conducta de que muchas veces por tomar una foto, filmar al niño, se deja de prestar atención a lo que realmente importa, el niño y la actividad que está haciendo. Los niños deben crecer de la mano de la tecnología y nosotros con ellos, pero no que deban vivir a través de fotos, videos y les den likes. (O)
Tatiana Vernaza Gonzenbach, Guayaquil









