Con el pueblo no se juega. La pandemia que vivimos hoy en día trajo cosas malas, como cosas buenas. Justo en el semáforo en rojo tenía que cumplir con el aislamiento social; sin embargo, realizaba mis compras una vez a la semana en el mercado.
Siempre he estado con los ojos vendados y esta pandemia a mí me quitó la venda y no suponer que en los mercados encontraría los víveres más económicos y así cuidar de mi bolsillo. Yo compraba únicamente ciertos productos en los supermercados.
Descubrí y creo que pocos se han dado cuenta que nos están vendiendo los víveres en los mercados muy costosos y no tan limpios que digamos. Hoy en día ya no hay un control sanitario en dichos lugares, gentes están sin mascarillas, no respetan el distanciamiento.
Ciertos mercados son tan incómodos, no existe la pulcritud, los alimentos no están limpios y con control sanitario; no brindan a los clientes alcohol y gel para desinfectar las manos. Los verdaderos perjudicados somos los compradores. ¡Oh sorpresa!, cuando vi la factura descubrí que he estado pagando de más en mercados de la ciudad. ¿Dónde están las autoridades que se encargan de la regulación de los precios?, ¿por qué no se preocupan que los víveres los vendan limpios, y de los precios altos?
Basta ya de jugar con el pueblo, basta de seguirnos saqueando, basta de tener un país donde los vendedores, los que dan servicios, ponen el precio que ellos quieren. Basta de este país de la reventa y el aprovechamiento. Necesitamos un presidente con carácter y preocupado por su pueblo y empiece a regular los precios. Basta ya y empecemos a despertar de una buena vez mi Ecuador amado. (O)
Christian José Arrobo Albán, 25 años, universitario, Guayaquil