¡Lo que propones no es una solución! ¡Simplemente es una obstrucción!

Aún entre personas que pueden ser consideradas como integrantes de un grupo homogéneo suelen existir criterios diferentes que, respecto de un determinado tema, los enfrenten y, en ocasiones, la amigable conversación se transforma en discusión, pasa a debate e incluso puede degenerar en trifulca, siendo esta más factible cuando hay otras personas que comienzan a participar, irrespetando turnos para hablar o tiempos concertados.

Una situación como la expuesta puede ocurrir en ambientes familiares, gremiales, sociales y, tal vez más factiblemente, en los políticos.

¿Por qué esto último? Porque suele ser, lamentablemente según la experiencia que la observación me dicta, en esos ambientes donde el drama de llegar a acuerdos que satisfagan plenamente a las partes es prácticamente imposible.

Hay muchas motivaciones, experiencias de vida, puntos de vista, pretensiones y compromisos previos que, aunque no se manifiesten, explican las razones por las cuales las soluciones que normalmente serían aceptables para todos no prosperan.

Es triste… lamentable.

Las soluciones concertadas se posponen, se atrasan, mientras los graves problemas que deben ser prontamente resueltos aumentan, causando efectos negativos en la población que, desde hace muchos siglos, dejó de tomar decisiones para sí, en conjunto, disputando el ejercicio de la soberanía que le corresponde a sus representantes, a quienes elige, confiando en su honor, patriotismo y honradez.

Pero… caras vemos, corazones no sabemos.

El momento en que los electores dirigen su mirada a los elegidos, aunque no hayan recibido su voto en las urnas, generalmente sienten decepción; pues, salvo las honrosas excepciones que distinguen, no encuentran ni los criterios, ni los argumentos, ni las soluciones que han imaginado y que han estado esperando, confiados en el sistema democrático.

¿Se sienten los votantes de ayer debidamente representados ahora por quienes resultaron elegidos, incluso con su voto, en los comicios pertinentes y hoy actúan contrariamente a lo que ellos esperan, según los planes de trabajo, oficialmente presentados y ofertas de campaña, más discursos y proclamas expuestos a lo largo de los últimos años?

Necesitamos, cada vez con mayor urgencia, mejorar nuestro sistema democrático para que el pueblo elector haga valer su condición de mandante, esto es, el que da el poder, y para que los que lo reciben, como mandatarios, se ciñan al mandato otorgado al ser elegidos en las urnas.

Por eso los candidatos al tiempo de inscribir sus candidaturas deben inscribir sus programas de trabajo y el pueblo elector, siguiendo las reglas pertinentes, puede pedir la revocatoria del mandato de quienes no lo cumplen, como ya ha ocurrido.

Preservando la moral y la ley los mandatarios deben cumplir con sus obligaciones y el pueblo las suyas, ejerciendo cada uno sus derechos a plenitud.

Es importantísimo que la cultura cívica y política sea una preocupación primordial de los responsables de la educación, empezando en los hogares, afirmándolas en los centros de formación académica de todo nivel y recordándola constantemente en los medios de comunicación social.

¿Así tendríamos mejores soluciones y menos obstrucciones?

Sería tan amable en darme su opinión? (O)