Diario Expreso publicó el jueves de la semana pasada una noticia que deja sorprendidos e incrédulos a quienes la leen: el Ministerio de Finanzas abrió un concurso para contratar a cinco especialistas encargados de proponer un plan para focalizar el subsidio a los combustibles. La pregunta obvia, inmediata, es ¿qué hizo el Gobierno desde octubre del año pasado hasta la fecha, cuando su política para liberar los precios de los combustibles fue resistida violentamente en las calles? Entonces se dijo, una vez más, que la alternativa sería focalizar el subsidio para proteger a los más pobres. Resulta, sin embargo, que durante casi siete meses, desde octubre hasta mediados de mayo, el Gobierno no avanzó en los planes de focalización.

¿Cómo debemos tomar la noticia?

Una posible reacción sería decir que muestra la desesperante lentitud del Gobierno para avanzar en la agenda de política económica.

Se suponía que la eliminación de los subsidios a los combustibles formaba parte de una política de sinceramiento fiscal y corrección de una de las mayores distorsiones de precios en la economía. En octubre, la eliminación de los subsidios se justificó por muchas razones: contrabando, consumo excesivo, insostenibilidad fiscal, aparte de beneficiar a quienes tienen vehículo, las clases medias y altas. ¿Entonces?

Una segunda reacción podría ser que el Gobierno juega con la opinión pública y que tras los sucesos de octubre no está dispuesto a mover los subsidios a los combustibles. Esta segunda reacción implicaría algo evidente después de las protestas: el Gobierno quedó con miedo a la reacción de los sectores populares. Hoy se siente más frágil y débil aún, como para emprender con una focalización.

La respuesta ha sido, entonces, dar largas al asunto. Pero si este fuese el escenario gubernamental, entonces ¿para qué contratar cinco especialistas que diseñen un plan de focalización?

Una tercera reacción resulta bastante clara: el Gobierno no sabe qué hacer con los combustibles. A raíz del desplome del precio del petróleo, el ministro de Energía sostuvo que era el momento oportuno para reducir o focalizar el subsidio. Si la vía es la segunda, el Gobierno se ve imposibilitado de aprovechar la coyuntura petrolera por falta de una propuesta técnica, pese a los siete meses transcurridos desde la oferta en octubre.

Y una cuarta reacción: muestra la precariedad e incompetencia técnica del Estado. Tanta burocracia en tantos ministerios no ha sido capaz de armar un plan de focalización. ¿Para qué está la burocracia si no para dar una solvencia técnica al Estado y a las políticas públicas?

La focalización del subsidio se viene discutiendo desde la época de Correa, pero el Estado no tiene ni memoria ni registro de lo que hace, siempre estamos en cero, no avanzamos.

El país se ahoga en la incompetencia técnica del Estado, en la falta de claridad y convicción política de los gobiernos y en el miedo a los sectores populares. El resultado, además, es un juego de engaños constantes a la opinión pública.