Asumamos que, en un país de paz, la Constitución dice que en caso de guerra, los padres, para evitar que sus hijos sufran, deben matarlos.

Letra muerta, hasta que sucede una guerra. Se consulta a la Corte Constitucional (CC) y esta dice que, efectivamente, la Constitución obliga a matar a los hijos. Esta insensatez, ¿puede obligarse a cumplir?

Esto vive el Ecuador, cuya atroz y maléfica Constitución debió tener una disposición transitoria que diga: “Esta Constitución se aplica solamente con un tirano absolutista, títere del socialismo SSXXI, promotor del odio y de la destrucción del Ecuador, y con petróleo de más de 100 dólares”.

¡Para eso fue hecha! ¡Es una camisa de fuerza, un instrumento del mal, un conjunto de normas que garantizan no derechos, sino la destrucción del Ecuador, y la condena a un futuro amargo, que ya es presente hoy!

La CC analiza si a las universidades y a la educación en general se le pueda disminuir su presupuesto. Universidades que no llegaron a ejecutar el 85 % de sus presupuestos en años anteriores ahora argumentan que con un recorte del 10 % no podrán matricular alumnos. ¿Cómo ejecutando menos del 85 % matricularon, enseñaron y graduaron alumnos antes? ¿Y hoy con reducción del 90 % no pueden? Ellas reflejan la mentalidad del sector público, incluidos los GAD. Los ingresos fiscales han caído en 45 %, y parece que nadie entiende lo que eso significa. Todos pretenden recibir lo mismo, y que el Estado, el monstruo sin alma y sin sentimientos, no haga ningún sacrificio.

Las “Petros” operan con el doble del personal necesario. Con 2300 millones “repotenciaron” la refinería. Hoy está parada y continuará así por meses. Para repararla hay que mandar a fabricar piezas. Esas “Petros” piden ahora cientos de millones de dólares más, para reabrir el próximo año y producir combustibles a un costo mucho más alto que el importado. El patriotismo dice: ciérrala o concesiónala, saca al personal innecesario, y con ese ahorro atiende las necesidades del pueblo. La lógica de la Constitución de la FaRC (familia revolución ciudadana) y la mentalidad del Estado dicen: ‘No importa esta situación, el Estado tiene que comerse a quienes no son sus hijos’. Esto es devorar a los productivos que pagan los impuestos.

¿Y el CNEL? Igual de obeso. Construyó 8 hidroeléctricas sobredimensionadas y con sobreprecios. En algunas crece la maleza y las otras no funcionan al 100 %. La más emblemática: Coca Codo Sinclair. Contradiciendo estudios e informes, su tamaño es mucho mayor al adecuado. Prescindieron de estudios adicionales de suelos que eran necesarios, por lo cual la erosión rompió y paralizó los oleoductos, y los sigue poniendo en riesgo. ¡Con nuestros impuestos!

Y en los GAD, salvo excepciones, ¿no hay grasa? Amigotes y partidarios ocupan cargos públicos con sueldo garantizado y también hay corrupción.

Quieren hacernos creer que el Estado es intocable. Muchas grandes revoluciones se han dado por los tributos, por el Estado que asfixia a la gente. Si en el Ecuador este no se reduce, terminará levantando al pueblo y moviendo a muchos a tratar de hacer lo peor para una sociedad: buscar la justicia por manos propias. (O)