Cuando los diferentes mandatarios afirman que entre la vida y la economía optan por la vida, en rigor de verdad, plantean una falsa dicotomía. El dilema real que surge es si se escoge por morir de coronavirus o de hambre. Si es preferible que aumente algo la mortandad por el COVID-19, o es mejor que nuestro planeta se llene de millones de cadáveres en virtud de la hambruna que sobrevendrá si el confinamiento no se detiene a tiempo. Esa es hoy la cuestión y no otra. (O)
Francisco García Santillán,
Argentina