En esta tarea multidisciplinaria de ofrecer causas y consecuencias de la terrible pandemia que nos azota, nos surgen recuerdos y reflexiones que nos salen del alma. Cada uno de nosotros está invitado a orar, reflexionar durante el encierro, no solo del virus y sus causas sino también de la realidad que cada uno lleva en mente y corazón: yo llevo la Iglesia en Cotopaxi y Manabí, en particular, el Seminario Mayor San Pedro.

Expreso las angustias y esperanzas, que habría sometido al juicio de los participantes durante la celebración de los 150 años de la erección de la diócesis de Portoviejo para Manabí; cuyo segundo obispo fue Pedro Schumacher.

Dejo a los lectores la tarea de coser los siguientes trozos:

1) La Iglesia es una en la diversidad, como un arco iris, conjunto de diversos colores, cada uno con su identidad. Todos los colores dan su aporte; todos lo reciben. Ni absorber, ni ser absorbido. Históricamente ha habido y hay dos tendencias. Una activa la de absorber, como el colonizador, reduciendo al otro a ser su imagen y semejanza. Otra, pasiva, dejarse absorber, sin dar un aporte específico.

2) Los evangelizadores han puesto en la presentación y seguimiento de Cristo énfasis, o “especializaciones” en sus diversas virtudes, sin descuidar la globalidad de su persona. Los que ponen énfasis en una determinada faceta o virtud de Cristo han formado “congregaciones” u “órdenes”. Son aproximadamente el 40 % del clero: los jesuitas en la obediencia; los dominicos en la predicación; los franciscanos en la pobreza, etc., son independientes del obispo en su vida de comunidad. En su ministerio dependen del obispo.

3) Aproximadamente el 60 % del clero se esfuerza en seguir a Cristo en la globalidad de su persona. Su espiritualidad se nutre en el seguimiento a Cristo servidor. Los sacerdotes de este clero están organizados directamente en torno al obispo, como miembros de la familia diocesana. Tienen una espiritualidad con rasgos propios de cercanía y de servicio al pueblo que habita en esa diócesis. Toda diócesis tiene sus saberes, sus costumbres alimentadas por el Evangelio. A diferencia de lo que sucede en las órdenes y congregaciones religiosas, hay poco apego a los servicios, tradiciones que han ido formando la identidad de una diócesis. Hay obispos y hasta párrocos que no solo corrigen, pretenden borrar lo recibido, cambiar su fisonomía.

4) Han surgido a lo largo de los siglos organizaciones de sacerdotes, diversas de las congregaciones-órdenes religiosas y del clero diocesano.

5) El papa Paulo VI me nombró VI obispo de Portoviejo. La diócesis estaba servida casi exclusivamente por sacerdotes de países hermanos. Urgía la fundación de un Seminario Mayor. Fundado en la opinión unánime de clero, y de dirigentes laicos, se fundó el Seminario Mayor San Pedro, para formar el clero manabita. Los mejores testigos de consagración serían a su tiempo formadores del clero manabita.

Surgió el edificio amplio, bello y moderno. El aula magna, legado de don Pepe Coli. Contiguo otro edificio para religiosas, integradas al cuerpo de formadores. El papa Francisco pone a María Magdalena en nivel de los apóstoles. El mayor don de Dios fue la colaboración del obispo Santiago García Aracil, quien envió a sacerdotes de Jaén con la única condición de que Portoviejo prepararía, inicialmente en Roma, a sacerdotes; quienes, con saber y testimonio, serían los primeros actores de la formación del clero; que ha de actualizarse continuamente. (O)