Todo ser humano estaría aterrado en apreciar la realidad actual luego de una serie de restricciones que deben adoptarse para contraatacar una pandemia que está arrasando en otros lugares del mundo.
Nosotros los latinoamericanos somos privilegiados porque los efectos no son de cifras similares, pero lógicamente que debemos aprender de lo negativo que repercute en el diario vivir de cualquier ecuatoriano. Deberíamos convertirnos en buenas personas para demostrarnos que no solo en situaciones de riesgo debemos preocuparnos por ser correctos.
Los malévolos han hecho y deshecho, y no puede ser justo que la situación prospere; debió suceder algo así. Pero el bien siempre prevalece sobre el mal. (O)
Eduardo E. Jiménez,
Salinas, Santa Elena