Varios son los temas que causan preocupación en la sociedad; llegamos, incluso, a la angustia porque no vemos una decisión política frontal de parte del Gobierno por, al menos, atemperar los problemas; la falta de empleo es quizá el más importante, a eso se suma la inseguridad ciudadana y, como parte de esta, el narcotráfico.

Resulta intolerable conocer la cantidad de droga que se captura casi a diario, que no es poca cosa, ya no se trata de cientos de kilos, sino de toneladas; se conoce que se acopia en el país, para luego exportarla y para la distribución y consumo interno (microtráfico), también se la procesa (clorhidrato de cocaína) y se lava dinero; ese dinero se usa para la compra de autoridades, jueces, militares y policías que se dejan seducir por la codicia del dinero fácil. Es preocupante que el Ecuador esté invadido de droga, mal que genera violencia y convulsiona a la sociedad.

Tampoco es fácil combatir un delito transnacional con los pocos recursos económicos y tecnológicos de los que dispone el país. El control de la frontera norte de alrededor de 600 kilómetros se vuelve difícil, existen muchos pasos clandestinos y abundan las bandas criminales, tanto para el negocio de la droga como para la minería ilegal y todo tipo de delitos, todo esto se mueve con grandes cantidades de dinero de por medio. Es necesario el control del corredor aéreo que va desde Nariño, en Colombia, y pasa por nuestra frontera hasta las costas de Esmeraldas y Manabí, donde existe gran cantidad de pistas clandestinas que son usadas por los narcotraficantes.

El Ecuador tiene capacidades limitadas, razón suficiente para acudir a los Estados Unidos, que tiene recursos económicos y una alta tecnología; los usufructuarios de este negocio y sus corifeos han puesto el grito en el cielo, esgrimiendo una de sus muletillas: la soberanía. No hay que olvidar que Correa no renovó el convenio en el que Ecuador daba facilidades para el uso de la pista e instalaciones de la Base de Manta, para que puedan operar aviones sofisticados como el Awacs y Orión P3, destinados al control del narcotráfico.

Además, nuestra frontera norte estuvo siete años sin control por la falta de radares, las avionetas de los narcotraficantes de los carteles mexicanos entraban y salían a nuestro país sin ninguna dificultad.

Resulta alentador saber que aviones norteamericanos vayan a operar desde Galápagos para el control del narcotráfico y la pesca ilegal; la ruta marítima es la preferida por los narcotraficantes. Los resultados de la visita del presidente Moreno a los Estados Unidos esperemos que beneficien al país tanto en la seguridad como en la lucha contra el narcotráfico.

Otro de los males es la delincuencia, que ha ido creciendo en el país, y no faltan razones para sentirnos indefensos: los asaltos, robos a domicilios, secuestros, asesinatos, femicidios, sicariato, etc., ocurren en todo momento y en cualquier lugar, no importa si es de día o de noche y lo que más preocupa es que cada vez son más violentos y audaces; hay un verdadero clamor de la ciudadanía para que las autoridades tomen las medidas necesarias y urgentes para su control. (O)